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Mayor Alcides Mejías Gonzales, esbirro en la prisión provincial de Guantánamo

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Autoagresiones: Método muy común en las cárceles cubanas para reclamar derechos

Por Orlando Tudela Iribar / Prisionero Político.                 

Guantánamo, 24 de Enero.- El sistema penitenciario cubano se auto titula humanista y reivindicador; dice concentrar todos sus esfuerzos en aras de lograr un trato que dignifique y reinserte en la sociedad a las personas que por diversas razones cumplen sanciones preventivas en los diferentes centros penitenciario del país.

Lo que no se menciona, en los medios informativos oficiales, son los centenares de reclusos que día a día se auto agreden dentro de las prisiones del país; por eso, debemos hacer esta pregunta ¿Por qué ocurren estas automutilaciones en las prisiones?

La respuesta a la interrogante es larga y convulsa. Hay que vivir dentro de las prisiones, para hallar su más cruda realidad; ahí, donde no penetra ningún profesional de la prensa libre de países occidentales, ni un relator de Derechos Humanos; ahí, donde está la verdad oculta.

En la vida, cuando queremos afirmar algo ponemos ejemplos, para que lo que se diga tenga absoluta veracidad y creencia. A continuación, cito los ejemplos siguientes:

En la prisión provincial de Guantánamo, déspotas como el mayor Alcides Mejías Gonzales, uno de los oficiales que dirigen esta prisión, expresó, en unas de las visitas que se programan semanalmente para inspeccionar la disciplina del penal, que "diariamente ocurren de cinco a diez auto-agresiones en la población penitenciaria; a pesar de que va en detrimento de la aparente disciplina y tranquilidad, poco importaba a la oficialidad".

Con este proceder, se evidencia el poco o ningún interés que estas personas manifiestan por los cautivos en el régimen carcelario.

¿Porqué se auto-mutilan estos reclusos, y como lo hacen? La totalidad, habla de la represión a que son sometidos, tanto por los guardias del penal como por los que integran el Consejo de Reclusos, y reclaman asistencia médica, mejor alimentación,  extremar las medidas higiénico-sanitarias.

Siete de cada diez reclusos reclaman sus beneficios. Es un choque constante con los militares, exigiendo  lo que les corresponde debido a su buen comportamiento. En la mayoría de los casos, estos derechos le son negados a los reclusos, por el capricho de algún oficial que impone su  poder personal para privar a los reos de los beneficios que les corresponden.

Es aquí donde la psicóloga del penal presta su servicio a la guarnición, y se hace cómplice de la indolencia y frialdad militar negando la debida asistencia a los necesitados de tratamiento   especializado.

Este vil comportamiento de los especialistas de salud, dentro de las prisiones, contribuye aun más a la destrucción física y mental de las personas. Estos médicos, pasan por alto sus juramentos profesionales  y la misión fundamental de salvar vidas.

Mutilaciones, que van desde cortarse el cuerpo con una hoja de máquina de afeitar, la inmersión de manos y pies en nylon derretido, la ingestión de sustancias tóxicas, como Salfumán, hasta la inyección de petróleo con heces fecales. La infección invade rápidamente el cuerpo de la persona; en la mayoría de los casos fallecen, pierden un miembro del cuerpo, o tiene que efectuarle un trasplante de órgano.
Recurren hasta a lo inimaginable buscando una alternativa para salir de sus desesperadas fóbias.

A continuación presentamos algunos casos acontecidos en la prisión de Guantánamo.

José Enrique Charon Marcelli, natural de Guantánamo. Causa de muerte: Gangrena por inyección de petróleo, 21 de mayo del 2011.

Eloikis Matos Matos, ingresado en segunda ocasión en el puesto médico, infección abdominal por inyección de heces fecales.

Armando Miclin Dustog, muerte por ahorcamiento, el 12 de mayo del 2012, luego de ser golpeado por guardias del penal.

Yordanis Calunga Labañino, natural de Guantánamo, ingiere Salfumán. Intervenido quirúrgicamente, y efectuado trasplante de esófago y duodeno.

Roberto Frómeta Vargas, daños permanentes en ambas manos por introducirlas en nylon derretido.

Juan Legrá Cardoso, discapacitado de manos y piernas por lesiones graves con instrumentos cortantes.

Cuántos más tendrán que morir en las prisiones, sometiendo su cuerpo a métodos de tortura y auto mutilaciones, para que se produzca un cambio en las penitenciarías y mejoren las condiciones de los prisioneros. Creo que debemos meditar al respecto.     


http://www.cihpress.com/2013/01/autoagresiones-metodo-muy-comun-en-las.html




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